sábado, 20 de mayo de 2017

Conoce un poco más de la cultura totonaca.


Encontradas en las cercanías de la pirámide del Tajín, representa con mucho el enigma mas atrayente de toda la cultura prehispánica, pues es el único vestigio en el que muchos hallan la sonrisa como goce intelectual.

Las caritas sonrientes constituyen un género de la alfarería prehispánica de Mesoamérica que identifica a la cultura del Centro de Veracruz, de la cual son exclusivas estas pequeñas piezas de barro cocido, que representan rostros humanos sonriendo en el universo de las representaciones antropomorfas mesoamericanas, puesto que el arte mesoamericano se caracteriza por sus retratos hieráticos y por el esquematismo de las representaciones humanas.
En estricto sentido, no se trata de representaciones faciales. Las caritas sonrientes constituían parte de efigies de cuerpo completo, que se desprendieron con el paso del tiempo. Existen piezas prehispánicas completas con rostros sonrientes, todas procedentes del centro de Veracruz.

Hasta ahora se desconoce cuál era la función de estas figuras de cerámica, que se han encontrado en sitios del centro de Veracruz , lugar donde tuvo su mayor florecimiento. Se han propuesto varias hipótesis. Las piezas serían representaciones de sujetos en trance por el uso de alcaloides en rituales religiosos y sacrificiales.

Podrían ser representaciones de personajes importantes provenientes de diversas regiones de Mesoamérica, los cuales se identifican por el tipo de tocado que portan. Se trataría de representantes del culto de las deidades de los alimentos, del juego, y de los placeres, llamados Xochipilli, Macuilxochitl, y Xochiquetzal por los Aztecas.

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